martes, 2 de septiembre de 2014

Publica Ediciones La Luz mi libro Desemplea la memoria

Palabras de presentación de mi editora Irela Casañas en el café Las Tres Lucías de Holguín: Conocí a Marcel Lueiro hace algunos años en una de las ciudades mágicas de Cuba: Cienfuegos. Andaba de mano con Yuliet y ambos esperaban a Diego, quien sin haber nacido ya empezaba a sentir las vibraciones del mundo que le preparaban sus padres. Imagino a Diego recibiendo la buena energía circulante entre un grupo que tragos en mano conversaba sobre jazz, literatura, rock, viajes hechos o por hacer, o simplemente sobre la belleza de la arquitectura de la ciudad que nos acogía. Esa fue la primera vez que conocí a Marcel, pues la segunda está sucediendo justo ahora al repasar en toda regla su sexto poemario: Desemplea la memoria, el cual he tenido el gusto de editar. Luego del trabajo corriente que realizan autor y editor, me parece que se trata de un libro nuevo para mí, pues esta es una obra que a primera vista puede parecer fría, de aliento entrecortado y lírica suspense, sin embargo, como auténtica poesía estos textos no se entregan de una sentada. En el estilo minimal de Marcel conviven varias dimensiones, varios ambientes, edades, estados de ánimo, deseos y pérdidas, a los cuales es preciso volver para conectarnos con su voz. Y no digo conectarnos por la musicalidad de ese término ni por lo contemporáneo que resulta, sino porque en este libro, a través de la reforzada intimidad con que se expresa su autor es posible que toda una generación encuentre gestos, juguetes, familiares, amigos, miedos y ansias comunes presentes en esas pequeñas escenas que nos van quedando del pasado y que pueden hacerse presentes en forma de espasmos mientras entramos al sueño, o bien como confusas sensaciones de si en verdad lo vivimos… o como en este caso, en forma de poemas similares a cortos, capaces de estructurar el diario de varias vidas. «Olimpiadas de invierno» Pocas cosas tan leves / como el hielo del durofrío. / Si lo chupas, se ahueca como la nieve. / Cuando la primavera llega, pasan / varios segundos. / El sol reluce en los patines. / Aquí no hay primavera. / Pero el trineo se desliza loma abajo. / Una mentira bien vale / convertirnos por un rato / en muñequitos rusos. Así es. Con serenidad, sabiendo administrar la ironía y lo lúdico, el poeta nos plantea un espacio, una emoción… que en cada caso nos toca completar. ¿Hay dolor en este libro? Hay. ¿Amor, erotismo, omnipresencia de la muerte, algún rasgo político? Por supuesto, hay, en ningún libro de la joven poesía cubana podrían faltar esos temas, pero lo que distingue a Marcel es la contemplación sosegada e inteligente de lo que ha retenido la memoria, ese tomar distancia sin dejar de ser su propia referencia y la capacidad de establecer una complicidad delicadísima con quien se adentre en el poema. Su tono es muy personal, me recuerda la manera de proyectarse de los japoneses: ante las mayores tragedias se mantienen calmados y si deciden quitarse la vida lo hacen sin grandes aspavientos. Por fortuna, vida es lo que se respira en este libro, vivencial de principio a fin, pero trabajado con el arte de quien se va haciendo de herramientas que solo la madurez permite. Los invito a entrar en este mundo, en Desemplea la memoria, una crónica poética y palpitante que tiene que ver con todos nosotros. (Desemplea la Memoria, poesía, Ediciones La Luz, 2014)

miércoles, 6 de febrero de 2013

Dos poemas de Color después de la lluvia


Postal, verano


por el fondo del pomo
te veo venir
cargada de caracoles y babosas, un lente
verde mentirita para mirar despacio
las pecas de tu rostro
y esperar a que crezcas y asome
en tus ojos ese ángulo que anhelo
como cierto deseo punzante  
a la hora de dormir


Que ninguno se pierda luego


nada puedo
a la sombra de ellos 
(éramos) niños: chiquitos volcanes
había que ver las lunas
el tajo de elefante       lija
para rodillas                ojos
ponchados                  pelotas
con esparadrapo         juramentos
de sangre

la felicidad
                                               ahora que en la ceguera
                                               (somos)
                                               de la tanta labia   

por qué nadie les pide silencio
el reposo de sus maletas sus teléfonos
descalzar los pies para ablandar en alcohol
  la metedura de pata que no
falla
                                               (como  cuando se cena
                                               en Pompeya  y la lava)
                                               de una vez
nos traga                    




martes, 21 de febrero de 2012

Una noche, nuevo libro

Publicado por Reina del Mar Editores.

"La poesía está ahí para recordarnos que algo más existe"

"Mis bichos poéticos", así bautizó Marcel Lueiro Reyes sus versos en el acta de nacimiento de su blog (http://lueiropoeticas.blogspot.com/), un espacio para compartir lo que escribe o lo que otras personas dicen sobre su obra. Por ahí supimos de la publicación de Amanecer del 17 rojo, su primer libro impreso, gracias a la Editorial de la Mujer (2005); también de la llegada de Sopa china de la Editorial Unicornio (2008) y del más reciente poemario Quásar, con el sello editorial de Caminos (2010). Pero el verdadero pretexto para esta entrevista no salió de los enredos del ciberespacio; lo dio Una noche, su poemario ganador del XI Premio Nacional de Literatura Joven Reina del Mar Editores, de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Entre la alegría por la noticia y los mensajes de gente cercana queriéndole felicitar, le llegó este cuestionario. Las respuestas fluyeron, sin ofrecer resistencia.

 —¿Cuándo la poesía empezó a descubrírsete? ¿Cómo te supiste poeta?
—De niño pasé mucho tiempo solo, aun cuando crecí rodeado de las infinitas mujeres que facilitaron mi infancia. Esos espacios de memoria ahora los repaso ensimismado, y entiendo que entre las colecciones de sellos y monedas, los recortes de periódicos con las fotos de mis peloteros favoritos, las costuras de mi abuela, y el ruidoso amor que siempre habitó mi casa de Lawton, se mostraba la poesía. Luego me supe poeta, sin vergüenzas —como dijo Zimborska en su lectura del Nobel—, cuando comprendí que me era mucho más fácil sintetizar y dejar sobre un espacio acotado de página una suerte de organismo vivo, luminoso u oscuro, pero en todo caso dialogante.
—¿En qué momentos has sentido mayor fecundidad creativa?
—Detrás de esa pregunta se esconde otra, que se le suele hacer con frecuencia a los escritores: “¿Necesitas del sufrimiento para crear?” Los mejores momentos para mí son los de la tranquilidad y las ganas de hacer, los de una cierta energía. La poesía no tiene un horario cerrado de trabajo, ni ocho horas ni nada de eso, aunque por placer te sientes todos los días a leer o corregir algo. Eso sí, reconozco que un pasado tormentoso puede incitarte a definir con mayor claridad algunas ideas, y eso es bueno para los que como yo no pueden escribir sumidos en la angustia.
—Entre tus lecturas, ¿qué autores consideras imprescindibles? ¿Por qué?
—Tu porqué me ayuda a acotar la lista, siempre larga, nunca definitiva. De Samuel Feijóo su luminosidad, su sentido del juego y del espacio; de Eliseo Diego, la pasión por los detalles y los corredores de Jesús del Monte, que también son los de mi infancia; de Severo Sarduy, casi todo; el puente que tiró al mundo Lezama, pero también su espacio particular, tan hermoso; de Robert Creeley, la belleza de lo acotado, del mínimo espacio de sentido; de Paulo Leminski, su versatilidad iconoclasta, su trasgresión multimedia, por llamarle de alguna manera. En fin, debo parar... Pero quisiera añadir también a un grupo de autores muy diversos, más cercanos al mundo de las ciencias sociales, donde habitan gente como Natalia Bolívar, Howard Zinn y Manuel Moreno Fraginals.
—¿Cómo conviven en ti el periodista que eres de formación, el editor consagrado a las páginas de la revista Caminos y el poeta que juega a inventar formas y sonidos con las palabras?
—El periodismo me estresa, pero de allí vengo y le agradezco. La edición lleva mucho tiempo, pero es benévola y me ayuda a vivir en todos los sentidos. Creo que la poesía barre y recoge un poco de todo eso. En ocasiones me sorprendo editando poesía ajena o propia o reconstruyendo posibles reseñas periodísticas sobre ella.
—Además de la vocación por las letras tienes una especial relación con la música. ¿Cuánto le debe tu poesía a la música?
—Soy un jazzista frustrado. No lo pensaría dos veces si pudiera irme todas las noches a un club nocturno de La Habana a improvisar con el piano. Esta pregunta me encanta porque me ayuda a entender mejor mi trabajo. Mis versos no son musicales en el sentido estricto; es decir, no riman, ni son fácilmente leíbles o musicalizables. Como trato de jugar con la sintaxis, y muchas veces parto del silencio, hay desconexiones, concretismo, mucha fragmentación. Aun así pienso que tienen musicalidad, que hay un trasfondo donde las palabras encuentran su justo lugar.
—La poesía está llena de imágenes, de estados de ánimo, ¿de qué más? —De todo lo demás. Una de las causas de la infelicidad del hombre y la mujer modernos es haberse desprendido de la felicidad —o haber dejado que otros lo hicieran por ellos— en un sentido teleológico, o sea, de la felicidad como proyecto o sentido de vida. La poesía está ahí justamente para recordarnos que algo más existe, que el misterio es intrínseco a nuestras vidas.
—¿Cuánto de los tiempos que has vivido están en tus versos?
—Están. Me parece una locura intentar traducir todo lo que uno vive y siente a través de una estética determinada. Lo digo porque soy un poeta joven (33 años), y estoy convencido de que aún no he caído en la trampa de las discusiones estéticas. No sé nada sobre coloquialismo o intimismo, si es que existen. Me interesa la poesía como estado dialógico, inclusivo, complementario. Amo tanto a Nogueras como a Hernández Novás, y nunca se me ocurriría pensar que la historia de los últimos cincuenta años de este país queda fuera de sus libros.
—¿Cómo nace un poemario? ¿Cuándo sientes que una obra está lista para compartirla?
—En mi caso siempre nace de un destello, un concepto, una idea. No recopilo poemas para luego formar un libro, sino que intento componerlos en un mismo corpus, buscando un estado de ánimo particular. Mi obra está lista para compartirla cuando me dice cosas a mí, que soy el primero en disfrutarla. En el caso de Una noche, el libro que acaba de ganar el Reina del Mar 2010, me propuse un cierto tono intimista, como si fuera un diario sobre un espacio de tiempo concreto.
—¿Disfrutas leerte, volver sobre tus poemas o los dejas reposar en el tiempo? ¿Te sabes de memoria tus versos?
—No me sé de memoria más que unos pocos de mis versos. Tengo mala memoria para los versos, y eso me produce algunas angustias. Por eso siempre llevo algún librito a cuestas. Envidio a los grandes y verdaderos poetas de la oralidad de antaño, que entraban a la cabaña, miraban al enfermo y luego cantaban una oda en grupo, con los ojos entornados hacia el cielo. Sobre las relecturas y las preferencias, bueno, hago como con las fotos de familia. Guardo, dejo reposar y luego dejo que me sorprendan.
—¿Cómo llegó tu poesía al ciberespacio?
—Internet es la gran paradoja actual. Por un lado, es el supernegocio del XXI, con su publicidad e información alucinantes, con sus infinitas posibilidades para la gestión económica, cultural y política. Sin embargo, por el otro deja ver sus resquicios anticapitalistas. Uno de los más interesantes es el hecho de que la gente se comunique, ya sabemos que a distancia, fríamente, pero se puede comunicar, puede romper las fronteras y encontrar otras felicidades, otras maneras de articularse socialmente. Internet pudiera explotar, de tantas contradicciones, pero mientras tanto mi sitio seguirá allí, un poco desatendido, con sus problemas de conexión.
—¿Cómo aprecias a las nuevas tecnologías de cara al hecho literario, al rol del poeta, a su vínculo con otros poetas, con los lectores?
—Mi libro Sopa china (Premio Nacional Félix Pita Rodríguez 2007) es como una respuesta a esas posibilidades. Me propuse escribir algo que condensara al mínimo en forma y contenido los sentidos que quería compartir, algo que compitiera con el mp3, el email, que se leyera en treinta minutos mientras se espera por una guagua o un amante en una esquina de La Habana. Por supuesto, no pude competir, de ninguna manera. Es una metáfora que revela nuestras incapacidades para lidiar con los placeres de la vida tecnológica actual, la mayoría ajenos a los valores artísticos literarios de la modernidad. Claro, no es lo mismo competir que utilizar e interconectar. En ese sentido, la Red me parece muy útil para enlazar poéticas diversas y dar a conocer tu obra.

Por Tamara  Roselló (entrevista publicada en El Caimán Barbudo).

jueves, 18 de noviembre de 2010

Quásar, nuevo libro

Libro autogestionado, que la editorial Caminos publicó gentilmente, Quásar está disponible a partir de este momento. Los interesados e interesadas en llevárselo a casa (5 MN), contactar a llillo77@yahoo.es.



I
sonrisa tántrica


 
fémur
saliente
de luz                                     

(corte
de polvo          )

en mi vacío
cósmico          

quásar

 
XVII


escardar del sol ……… 5 ………expansión del universo          
filigranas colmadas ……… 7 ………mayor longitud de la onda, espejos
la sed o sino ……… 5 ………derivación de los cuerpos al rojo



Gracias
ml 

martes, 24 de noviembre de 2009

Seis poemas de Bob Kaufman

Traducciones de Bob Kaufman en la revista de poesía Ping Pong:
http://www.revistapingpong.com/editorial.htm

viernes, 5 de junio de 2009

Reseña de Sopa china en la revista Alma Mater

DEGUSTACIÓN CON SABOR ORIENTAL

Por: Amilkar Feria Flores

La sopa es un plato tradicional en muchas culturas del mundo. Regularmente se degusta con prontitud para evitar que se enfríe antes de terminarla. Entre las muchas delicias que se han convertido en patrimonio gastronómico de la humanidad, la sopa china, por su enjundiosa aleatoriedad de ingredientes y exquisito sabor, goza de particular preferencia.

Pero no lo dejaría fabularse esquemas asociativos con dicha receta, sin antes advertirles que también se trata del título de un libro. Con el humeante aperitivo entre las manos (que tengo la suerte de saborear retrospectivamente, con solo deslizar mi índice por su índice), caigo en la cuenta de que mi avidez ha resultado vertiginosa frente a las 43 páginas de un pequeño, pero cuidadoso cuaderno de poesía.

Publicado por el sello editorial Unicornio, de la provincia de La Habana, el texto corresponde a la autoría de Marcel Lueiro Reyes, joven nacido en Ciudad de La Habana en 1977, y ganador, con esta compilación de ingredientes poéticos, del IX Premio Literario “Félix Pita Rodríguez” 2007.

“Sopa China”, plagado de minutas y filigranas semánticas, cuando no de fideos, por qué no, sorprende por asalto con una versatilidad temática de insospechados matices. Lo cubano y lo universal, lo frágil y lo efímero, en confrontación con lo ríspido y lo violento, contrastan en suspensión sobre el “caldo” de cultivo que las enlaza. Debo advertir, por sobre otras preferencias, la que el autor manifiesta por el género plástico, blanco sistemático de señalamientos, apropiaciones y personales interpretaciones de una manifestación estética que sabe conducir de modo particularmente sensible. Aquí están, sujetos con la sutileza de un buen espectador de la visualidad, Bourgeois, Jackson Pollock y Lam. Todo parece indicar, como para no quedarse maniatado en lo tocante a la ejecución del trazo plástico, que Marcel, con la complicidad de algún otro amigo, no pudo sustraerse a recrear, en la cubierta de su libro, una obra del norteamericano Jean Michel Basquiat.

Pero ya lo decía, son muchos los asideros que la sensibilidad atrapa en medio de cada trance existencial; Emiliano Salvador, probablemente sentado al piano de cualquier litoral cubano que evoque a Puerto Padre, también acompaña una velada de encuentros y amaneceres. Martí, Changó, la naturaleza cubana y del cubano, de Dios y el hombre mismo que lo creó, de filosos destellos filosóficos y aterradoras revelaciones, se abalanzan con ligereza de colibrí a rescatar al humano que pasa y, una vez concluido, repasa las páginas de este humeante tazón literario.

No obstante su formación como periodista, la libertad del verso olvida los tecnicismos del hombre de prensa, de las trampas y recursos que otro oficio pudieran hacer influir sobre alguien que parece haber probado mucha suerte, en otras ocasiones, con el lado de la pluma que informa de los acontecimientos más recónditos del espíritu. No lo conozco personalmente, pero si lo invitara a servir su sopa en una lata pintada por Andy Warhol, no creo que el poeta ponga reparos, porque, para la médula de sus propósitos, y sin que choque con el modo de servirla a la mesa, “a veces la poesía se traga una a una todas las palabras” .

martes, 17 de febrero de 2009

Misiones profanas, un poema de Bob Kaufman


Unholy Missions

I want to be buried in an anonymous crater inside the moon.

I want to build miniature golf courses on all the stars.

I want to prove that Atlantis was a summer resort for cave.

men.

I want to prove that Los Angeles is a practical joke played.

on us by superior beings on a humorous planet.

I want to expose Heaven as an exclusive sanitarium filled.

with rich psychopaths who think they can fly.

I want to show that the Bible was serialized in a Roman

children's magazine.

I want to prove that the sun was born when God fell asleep.

with a lit cigarette, tired after a hard night of judging.

I want to prove once and for all that I am not crazy.


Misiones profanas

Quiero que me entierren en un cráter anónimo en la luna.

Quiero construir minigolfs en todas las estrellas.

Quiero probar que la Atlántida fue un sitio de veraneo para el hombre
de las cavernas.

Quiero probar que la ciudad de Los Ángeles es una broma
que nos gastaron los seres superiores de un planeta simpático.

Quiero denunciar al Cielo, un sanatorio exclusivo, repleto
de ricos psicópatas que creen poder volar.

Quiero demostrar que la Biblia se publicó en una revista
romana para niños.

Quiero probar que el sol nació cuando Dios se quedó dormido
con un cigarro encendido, exhausto tras una dura noche como juez.

Quiero probar de una vez por todas que no estoy loco.


Traducción de ML.

martes, 27 de enero de 2009

CHIC


Espejo fotográfico de mi poema Bourgeois asimilación of The Diversidad,
obra de mi amigo, el fotógrafo Boris Leornardo.

Del cuadernillo Tres poemas sobre la muerte de autor


III. auto-retrato

he
de llamarme
al cero

al cero grado
de Anders
Celsius

al cero en coma cero
de la opción
cero

a la cuenta
regresiva de la muerte
hasta el cero

a la cera derretida
sobre un poema de
Bertold Brecht: Ninguno o todos
en forma de cero

a todos los ceros
de las estadísticas

¡al cero, señores,
al cero!:

al pequeño óvalo con un arco inscrito
de los mayas

a la palabra śŭnya de los hindúes
que quiere decir hueco
o vacío

a la última
de las pretensiones
cero, (esa mediación absoluta
de la verdad
que reza:

poeta multiplicado
por cero

igual a cero


*Ilustración de Erick Ginard

viernes, 12 de septiembre de 2008

Sopa china se mueve

Próximamente Sopa china agotará sus 500 ejemplares entre amigos, presentaciones y alguna que otra fuga en librerías.

miércoles, 2 de julio de 2008


Haiku (aquí poema visual) incluido en mi próximo libro Sopa china . Paraguas que después fue la Noche y Allen Ginsberg.

martes, 15 de abril de 2008

Selección de haikus de Amanecer del 17 rojo


Pesadilla del Emperador

Akira K. viene
de noche a la aldea.
¡Luna Samurai!

Crisálida

Alas bajo el sol.
La soledad raída
es tu libertad.

Today

Capital itsmo.
Zigzag cuerpo marketing.
The only one, Pepsi.

Jazz Latino ADN

Saxo sexo fon,
contra bajo corriente
y tumbaDora.

InterEclipsando mi voz


Noche partida
en dos, el gran silencio
de conocerte.

Dos poemas de Sopa China


FILOSOS

cierta conjugación

certeza de conjugar

ciertos y conjugados verbos

que antes de Ser,

nombres

doblando

la esquina.



BOURGEOIS ASIMILACIÓN OF THE DIVERSIDAD

compact chic porcelain chic cellphone chic
blue vinyl chic chocolate chic human rights chic
radical chic underground chic fine arts chic
avantgarde chic tribal ecstasy chic
close to the sky chic
cosmetic heart chic
bum badum chic
299 dollars cheap


*Ciudad. Ilustración de M.L.


lunes, 14 de abril de 2008

Mis bichos poéticos

En el 2005 apareció mi primer libro impreso, Amanecer del 17 rojo, publicado por la Editorial de la Mujer, en La Habana, Cuba, como parte de la antología Trampas, retratos y un 17 rojo.

Ese poemario inicial indagaba en el haiku como lenguaje y me hacía de una disciplina: la de la palabra, despojada (también) en su universo de síntesis y esplendor.


A mediados de este año 2008, saldrá de imprenta mi segundo Sopa china
(Editorial Unicornio, La Habana, Cuba) en el que profundizo mis inquietudes iniciales en una poesía más espacial y distendida.

Algunos de estos y otros poemas ya han sido publicados en revistas cubanas y extranjeras.


También se verán aquí.

Gracias